Focaccia con remolacha en polvo

Disuelve sal en agua fría. A continuación, añade 100 g de harina y remueve hasta obtener una masa homogénea. A continuación, disuelve la levadura en ella. Disuelve la remolacha en polvo en un poco de agua y añade el líquido a la mezcla. Por último, incorpora poco a poco el resto de la harina.

Ahora toca amasar durante 5 minutos con las manos o 2 minutos con un robot de cocina. A continuación, unta la masa con aceite de oliva y colócala en un bol.

Tapa la masa y deja que suba a temperatura ambiente durante 2 horas. Ahora sí empieza el verdadero trabajo, porque la focaccia no se vuelve tan esponjosa por sí sola. Hay que estirar y doblar la masa cada 30 minutos y 4 veces en total. La mejor forma de hacerlo es meter las manos húmedas por debajo de la masa, tirar de ella y volver a doblarla. Hazlo una vez por cada lado antes de volver a cubrir la masa.

A continuación, vierte aceite de oliva en una fuente de horno y desliza la masa en ella. Extiéndela suavemente con los dedos por todo el molde. Ahora puedes cubrir la masa con un film y dejarla reposar en la nevera durante 48 horas.

Para evitar que la masa sufra un choque térmico, sácala de la nevera 2 ó 3 horas antes de hornear y déjala a temperatura ambiente.

Calienta el horno a 250 grados arriba y abajo.

Presiona cuidadosamente con los dedos para hacer los huecos característicos en la masa. Frota las hojas de romero con aceite de oliva para evitar que se quemen y presiónalas en los huecos de la masa.

Ahora mete tu focaccia rosa en el horno durante 20-25 minutos. Comprueba a los 10 minutos si la masa se está dorando; si no es así, cúbrela con papel de aluminio.